Blog realizado a partir de las explicaciones de D. DESIDERIO LÓPEZ GÓMEZ, de sus clases impartidas en la Diplomatura de Educación Social, Facultad de Educación de la Universidad de Salamanca.

domingo, 9 de enero de 2011

La Ecología del Desarrollo Humano

¿Qué es un ser humano?

Es un ser que posee pensamientos, emociones y conductas, y que posee una idea de sí mismo (autoconcepto) la cual mediatiza su comportamiento.


La ecología del desarrollo humano comprende el estudio científico de la progresiva acomodación mutua entre un ser humano activo, en desarrollo, en cuanto este proceso se ve aceptado por las relaciones que se establecen entre estos entornos, y por los contextos más grandes en los que están incluidos estos entornos.

La persona es un sistema en sí misma que forma parte de sistemas más amplios como la familia.

Esta teoría fue desarrollada por Urie Bronfenbrenner.


La Teoría del Desarrollo Humano y la Orientación Familiar
De acuerdo con esta teoría, el desarrollo de la persona tiene dos partes que están relacionadas entre sí:
  • Transiciones verticales: procesos cognitivos, emocionales, autoconcepto, etc. La persona es un ser activo que aprende y que busca.
  • Transiciones horizontales: interacciones familiares, comunitarias, mesosistémicas, etc.
El educador social tiene que favorecer tanto las transiciones verticales como las horizontales.

Para hacer crecer el sistema, necesitamos energía externa (ej. del mesosistema), pero también extraer energía interna (de las dimensiones de la familia, la comunicación, etc).

El educador ayuda a introducir energía en la familia al mismo tiempo que la extrae para que no se atasque. Por tanto, es necesario dirigir la energía hacia metas internas pero también hacia metas externas.


La familia como sistema

Subsistemas familiares

Subsistema parental
Funciones primordiales como crianza, culturización, alimentación, etc. de los hijos. El éxito de este subsistema depende de la claridad en la delimitación de límites en el sistema conyugal. 
A veces este subsistema se presa a ser compartido por otros familiares, lo que puede llegar a ser disfuncional para el sistema como totalidad, debido a que no están claras las tareas, superponiéndose cada una de ellas y dando cómo resultado confusión de roles.
Debe ser flexible a los cambios que los miembros demandan. Las funciones y las tareas irán cambiando de  acuerdo con el desarrollo evolutivo de los miembros, lo cual se dará con éxito si el subsistema conyugal ha sido negociado.

Subsistema fraterno
Muy importante para los miembros menores del sistema ya que en él se va a aprender a negociar las relaciones que van a hacer luego fuera del sistema familiar. Es importante ver el grado de cohesión, si están aliados, si forman parte de subsistemas a los que no le pertenece por medio de triangulaciones.




Definicones por Urie Bronfenbrenner

Microsistema: es un patrón de actividades, roles y relaciones interpersonales que la persona en desarrollo experimenta en un entorno determinado, con características físicas y materiales particulares (ej: escuela, familia, grupo de iguales, etc.). 

Mesosistema: comprende las interrelaciones de dos o más entornos en los que la persona en desarrollo participa activamente. Es, por tanto, un sistema de microsistemas (ej: para un niño, las relaciones entre el hogar, la escuela y amigos del barrio).

Exosistema: se refiere a uno o más entornos que no incluyen a la persona en desarrollo como participante activo, pero en los cuales se producen hechos que afectan a lo que ocurre en el entorno que comprende a la persona en desarrollo, o que se ven afectados por lo que ocurre en ese entorno (ej: familia extensa).

Macrosistema: se refiere a las correspondencias, en forma y contenido, de los sistemas de menor orden (micro-, meso- y exo-) que existen o podrían existir, al nivel de la subcultura o de la cultura en su totalidad, junto con cualquier sistema de creencias o ideología que sustente estas correspondencias.

Relaciones de poder



En la familia, considerada como un sistema con una serie de funciones, objetivos e interacciones, es lógico que surjan roles y posiciones de liderazgo. De hecho, aquellas familias que no disponen de un liderazgo claro, se caracterizarán por ser familias caóticas, que en consecuencia tendrán más dificultades y serán más vulnerables.

En base al modelo circumplejo de Olson (1985), las familias se distribuyen a lo largo de un continuo en donde el caos y el autoritarismo son dos polos extremos, indicadores al tiempo de un ejercicio poco adecuado del poder.

Hay que tener en cuenta que hablamos de una forma muy general, porque el autoritarismo puede aparecer también en momentos de caos, por ejemplo cuando una familia pasa de una fase a otra, pudiendo ser en estos casos una solución a un momento caótico de transición que salve la crisis y la reconduzca a una nueva jerarquía.

Las familias funcionales tienen más capacidad de negociación y son también más flexibles en el cambio de las normas, con un nivel de participación y directividad que varía en función del momento vital de la familia.

En la cultura occidental, la familia funcional necesita que el liderazgo lo sustente el holón parental, y si esa coalición es fuerte, bien sea simétrica o complementaria, favorecerá en mayor medida el proceso de desarrollo familiar.

Teniendo en cuenta la distribución del poder, en las familias disfuncionales se pueden dar diferentes casos:
1. Luchas de poder entre la pareja.



2. Familias en las que el liderazgo 
depende de los menores


3. Alianzas de poder intergeneracionales
(ej. un progenitor se alía con un hijo frente al otro progenitor)


4. Que otros adultos ejerzan el poder familiar
(ej. los abuelos o profesionales)

El orientador debe procurar que el poder esté claro, impidiendo que esté en los hijos o en personas ajenas al núcleo familiar.

Por otro lado tendrá que analizar la distribución del poder, evitando que sea siempre simétrico o complementario entre los padres, es decir, tratará que dicha distribución no responda a estereotipos ni a roles fijos, sino que favorezca el intercambio de roles entre ambas partes de la pareja.


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Relaciones de doble vínculo


Las relaciones de doble vínculo pueden darse en cualquier familia, pero se dan con mayor frecuencia e intensidad en familias disfuncionales y patológicas.

Es un tipo de relación que conlleva dos mensajes contradictorios, uno verbal y explícito y otro no verbal. El mensaje explícito es acorde con los valores y normas de la cultura o de la familia, mientras que el mensaje implícito suele ir asociado a emociones negativas vividas y no aceptadas conscientemente.

Junto con los valores y las normas existe una especie de prohibición para que no se ponga de manifiesto la incongruencia del mensaje, la cual se convierte en causa y efecto del malestar familiar.

Ambos mensajes afectan a la relación entre los miembros implicados, pues se refieren a asuntos que afectan directamente a la autoestima personal o a los valores fundamentales de la familia.

Los mensajes de doble vínculo son fruto de las paradojas de la vida actual en que vivimos y a la dificultad de armonizar contrarios, sobre todo en nuestra cultura, que es más proclive a la dicotomía que a la conciliación.

Fragmento de "En la ciudad sin límites"

Relaciones conflictivas

En la familia es donde más se puede dar y con más intensidad todo tipo de relaciones conflictivas. 


El conflicto en cuanto contraposición de intereses puede ser puntual o generalizado a distintos ámbitos (amigos, educación de los hijos, trabajo), y puede ser momentáneo o prolongarse en el tiempo.

El conflicto supone un enfrentamiento y puede generar una ruptura, pero a menudo es puntual y coexiste con emociones positivas entre los implicados, dándose interacciones mixtas.

El rechazo


Este tipo de relación se caracteriza por un deseo claro de distanciamiento de la otra persona, que ha dejado de ser fuente de gratificación y afecto significativos. La consecuencia es la evitación, el deseo de estar alejado de ella, por la saturación que le provocan las interacciones, aunque no aparecen intenciones ni conductas de destrucción del otro.

Estas interacciones negativas conllevan a conductas de dejadez o abandono de responsabilidades y compromisos respecto al otro.

El orientador primero debe evaluar si eso perdura en el tiempo. Si así sucediera, debería procesarse la separación de la pareja.

Las emociones negativas


Las interacciones familiares a menudo se caracterizan porque existe entre los familiares una relación más o menos cordial, pero superficial, en donde puede haber escaso afecto o intenciones explícitas de no comunicarse con la otra persona. También es posible que la otra persona sea objeto de nuestro rechazo o de nuestro desamor, y blanco donde pueden orientarse toda una gama de emociones negativas, como celos, envidia, rivalidad, rencor, odio e incluso comportamientos agresivos verbales, psicológicos o físicos.

Fragmento de "Te doy mis ojos"



El sistema familiar debe reconocer, canalizar y facilitar la expresión de las emociones negativas mediante la creación de un clima basado en la empatía y la tolerancia.

Negar las emociones negativas no ayuda a resolver los conflictos, sino que los pospone hasta que estallan con más intensidad o, en su defecto, se traducen en comportamientos autodestructivos como la ansiedad o la depresión.