Es una relación adaptativa, falsamente complementaria, en la que las personas implicadas, o una de ellas, queda sometida a la otra renunciando a su propia identidad. El criterio sostenido tiene la apariencia de consenso, pero en realidad hay una anulación del propio yo; por eso la persona dependiente tolera mal los cambios en el otro, porque rompen sus expectativas.
La seudomutualidad requiere de roles inmutables, que se justifican continuamente, y se tratan de mantener. Por contrapartida, no se tolera la divergencia, ni la espontaneidad ni el humor, ni siquiera la acción conjunta.
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