Las interacciones familiares a menudo se caracterizan porque existe entre los familiares una relación más o menos cordial, pero superficial, en donde puede haber escaso afecto o intenciones explícitas de no comunicarse con la otra persona. También es posible que la otra persona sea objeto de nuestro rechazo o de nuestro desamor, y blanco donde pueden orientarse toda una gama de emociones negativas, como celos, envidia, rivalidad, rencor, odio e incluso comportamientos agresivos verbales, psicológicos o físicos.
Fragmento de "Te doy mis ojos"
El sistema familiar debe reconocer, canalizar y facilitar la expresión de las emociones negativas mediante la creación de un clima basado en la empatía y la tolerancia.
Negar las emociones negativas no ayuda a resolver los conflictos, sino que los pospone hasta que estallan con más intensidad o, en su defecto, se traducen en comportamientos autodestructivos como la ansiedad o la depresión.
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